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Actualidad Política

Las nuevas dictaduras
Milei en Argentina

REDACCIÓN DE CONTRATIEMPO

 

Foto: Represón estatal en el Congreso argentino, Enero 2024

 

 
 

 

Se siembra previamente un estado de indigencia, espiritual y material: se multiplican los pobres con políticas populistas y se los mantiene en esa condición durante años. En forma paralela, se procede al lento vaciamiento de la cultura y la educación en su esencia crítica y rupturista, y se va sustituyendo por un adoctrinamiento que predica, como valor, la obediencia en aras de un incierto “bien común”. Ese trabajo lo hizo muy bien el kirchnerismo: tuvo tiempo y fondos sin control alguno. De a poco, la ausencia de aquellos derechos universales empiezan a minar también a la clase media: la salud, la vivienda, las jubilaciones. Cada vez se es más pobre aunque se trabaje el doble y se posea un empleo formal. Francia estalló con los chalecos amarillos por las reformas jubilatorias de Macrón. Incendiaron varias veces París y la rebelión se extendió a otros países. El plan “dictadura imperceptible”corrió peligro; hubo que recurrir al miedo ancestral de todo ser humano: la pérdida de la salud. Surgió repentinamente el Covid, se decretaron cuarentenas eternas, que hizo ganar tiempo a los ideólogos de estas nuevas dictaduras, y de paso ayudó a empobrecer más a los ya empobrecidos países. La estrategia se interrumpió porque las sociedades no aceptaron el encierro: hubo revueltas en todo el mundo, bien disimuladas por los cómplices eternos, accionistas del sistema que se avecinaba: los grandes medios de comunicación. La ecuación se resolvía perfecta: una pospandemia liberadora y como contrapartida, ajustes y corridas financieras que generaron más pobres de la noche a la mañana. El populismo fertilizó el camino. Que surgiera un bufón televisivo, que ladraba gritos de libertad y promesas de salvación a un pueblo devastado, fue el tiro de gracia. Ganar a los verdugos, ningún milagro, tampoco magia alguna. El mentiroso y ajustador Massa, la acusada y decadente Cristina, el inútil y ausente Alberto le abrieron las puertas de par en par al fascismo. Al tiranuelo, el seudo Alberdi revivido, con ambiciones imperiales, que como primer acto de gobierno se cargó la Constitución, la democracia y a los demás poderes, con “suma urgencia”.Poderes que ya venían debilitados y desprestigiados. ¿Qué podría salir mal? Si repasamos la historia, el camino de las dictaduras siempre se construyó con estos métodos, según las variables que exigían las épocas y las circunstancias. A Hitler lo vivó la Alemania humillada y saqueada tras el Tratado de Versalles; a Videla lo reclamaba la sociedad civil para que impusiera “orden” en los convulsionados 70; Galtieri llenó la Plaza de Mayo al grito de “las Malvinas son argentinas”; Stroessner llegó al poder tras un golpe de estado a su propio partido, en un Paraguay desangrado por las guerras civiles. Siempre la patria estuvo en peligro para estos fascistas. No en vano, la ministra Bullrich repite en cada ocasión: “Es con orden”; el mismo que intenta naturalizar el Estado de sitio (recuerden el delirio de pedir permiso para reunirse a partir de tres personas; la multa y la represión a la protesta social, etc.). El fascismo, sin embargo, va por más y orilla el genocidio: ajustar en la forma salvaje que pretende el bufón (nadie pensará que este tipo, bruto e ignorante, escribió ese mamotreto con el que pretendió “refundar y liberar” la Argentina) es llevar a la aniquilación a esos pobres que generó el populismo y que ya no toleran ajuste alguno. Y a la indigencia a esa clase del medio que empobreció también el populismo. Pero para que el plan funcione, no hay que olvidar a los cómplices: los grandes medios de comunicación que, de nuevo, ofician de publicistas; a una Justicia callada y ausente; a un Legislativo arrodillado y extorsionado. Plan perfecto, con los socios indicados para implantar una nueva dictadura, sin derramamiento de sangre. Por ahora. La pregunta, entonces, es inevitable: El pueblo, ¿será tan sumiso a este nuevo fascismo? ¿Se repetirá la historia? ¿O dará el zarpazo y saldrá a la calle a reclamar por sus muertos y sus derechos violentados? Hay focos de resistencia; hay asambleas que ya se están organizando en silencio; hay artistas díscolos que ningunean o advierten desde los escenarios; hay todavía una CGT que no tranza (hasta ahora); hay hartazgo demasiado pronto. El pueblo: el gran protagonista de esta nueva época. No habrá mesías ni salvadores. El que suponga que está salvado, recuerde que solo es cuestión de tiempo; parafraseando a Brecht, también vendrán por él. Organización, resistencia y movilización activa: no vemos otro camino. Y por supuesto, democracia. Si eso es ser golpistas, somos golpistas. Y muy desobedientes.


      Buenos Aires, Enero 2024

 
 
 

 
 
 

 

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